Quiero hablaros de un tema, que no sabía bien como abordar
para no ofender a nadie y para que nadie piense que soy una desagradecida. Al
final he decidido que lo mejor es hablar sinceramente y abiertamente del
asunto. En las últimas tres semanas he recibido 4 premios de 4 bloggueras
diferentes. Elena (Como Igual), Carmen
(Nekanen Designs), Raquel (Dulce tarta de azúcar) y Jen E (Little KimonoHandmade) sepáis que os lo agradezco mucho a cada una de vosotras, me siento
muy feliz y orgullosa de que, con tantos blogs geniales que hay en la blogsfera,
habíais otorgado estos premios al mío.
No dejéis
pasar la ocasión de visitar sus blogs, seguro que en cada uno de ellos
encontrareis algo original, interesante o sorprendente.
Anteriormente ya me habían entregado otros premios, pero
ahora lo que al principio era solo un blog para compartir lo que hacía y un
reto para mí se ha transformado en algo muy importante, y para ir mejorando entrada tras entrada,
requiere una cosa que ahora mismo me falta, ¿Qué es? Es tiempo. Me cuesta mucho
publicar una entrada semanal y preparar algo para enseñaros. Como muchas de
vosotras que tenéis un blog, también tengo una familia que necesita y pide mi
atención. Así que mis horas disponibles para coser, publicar un blog y estar en
las redes sociales son muy pocas a lo largo de la semana. Así, os lo pido de
todo corazón, no os sintáis molestas por no haber seguido con la cadena de
premios, ni haber contestado a las preguntas formuladas.
Ahora hablamos un poquito sobre unos de mis temas favoritos, las telas. Lo que me pasa con ellas es
amor, adicción, locura, llamarlo como queráis. Estoy al día de las colecciones
de telas que salen en cada temporada y tengo mis diseñadores fetiches, ya he
hablado algunas veces de ellos, Robert Kaufman y Michael Miller. Hoy os dejos dos
fotos de mis telas para que veáis que no os miento. (Hay dos filas).
Mi cuarto de
costura es también el cuarto del ordenador, de la plancha, de los zapatos, de los invitados y llamado
cariñosamente por la familia, la habitación desastre. En casa somos todos
bastante ordenados, incluidos los niños (bueno todo lo ordenado que puedan ser
los niños!) así que nuestra casa es bastante despejada y casi minimalista, pero
la habitación de la entrada es un mundo aparte.
Una mitad del sofá cama está oculto por telas y telas,
proyecto terminado y por terminar, y en la otra mitad hay la ropa para planchar
y el espacio justo para sentarse para ponernos los zapatos. De la zonas del
sofá no os enseño fotos porque hoy es un completo caos y me da vergüenza ;)
Y como soñar no cuesta nada, os enseño unos cuartos de
costura de revista…..pero de gente real.
¡¡Menuda diferencia!!
soñar....soñar.....no dejeís de soñar.